Existió por nuestra tierra un Cardenal llamado Francisco Javier Nguyen van Thuan, vietnamita, este hombre escribió varios libros, uno de ellos que es fácil de leer, de sencillo lenguaje y con una profundidad espiritual ("como un chorro que salta hasta la vida eterna" cf. Jn 4,14) el cual se llama: "CINCO PANES Y DOS PECES", la lectura de este libro me ha ayudado mucho, tanto uqe quiero compartiles lo que transcribí del capítulo final del librito... y que precisamente tiene que ver con el secreto de los santos...
EN EL DÍA HAY 24 HORAS, ACÁ HAY 24 REFLEXIONES, AUNQUE NO PODRÁS HACER UNA CADA HORA (puesto que pasamos varias horas dormidos) TE RECOMIENDO QUE COPIÉS ESTA INFORMACIÓN, LA IMPRIMÁS Y LA CARGUÉS SIEMPRE CONTIGO DE MANERA QUE SIEMPRE QUE TENGÁS LA OPORTUNIDAD LEÁS UNA DE LAS REFLEXIONES (mejor si las vas haciendo en orden numérico) Y TE DÉS UN ESPACIO DE 5 MINUTOS (minutitos) PARA MEDITARLA, NO SE VALE LEERLE TODA LA HOJA EN MENOS DE 12 MINUTOS, LA CUESTIÓN (el chiste, la gracia, la regla del juego) ES QUE TOMÉS UNA DE LAS MEDITACIONES Y TE DES EL ESPACIO DE 5 MINUTOS PARA MEDITARLA, REPETIRLA EN TU MENTE, APRENDÉRTELA, SABOREARLA, "RUMIAR" DE MANERA QUE, EN LA MEDIDA POSIBLE, CADA HORA HAGÁS EL EJERCICIO, MANTÉN UNA EN TU OFICINA, UNA EN LA MESITA DE NOCHE EN TU CUARTO, OTRA EN LA CARTERA O BILLETERA... HABRÁN PROGRESOS EN TU VIDA ESPIRITUAL, ASEGURADO!!!
SOLO LES DIGO QUE VALE LA PENA (hagan la prueba y verán que bueno que es el Señor) HACER EL INTENTO, PARA ASÍ PASAR LAS HORAS DEL DÍA EN UNA UNIÓN INTENSA CON JESÚS...
1- Tú quieres hacer una revolución: renovar el mundo. Podrás realizar este preciosa y noble misión que Dios te a confiado sólo con el “poder del Espíritu Santo”. Todos los días, allí donde vives, prepara un nuevo Pentecostés.
2- Comprométete en una campaña que tenga como fin hacer felices a todos. Sacrifícate continuamente con Jesús para traer paz a las almas, desarrollo y prosperidad a los pueblos. Ésta debe ser tu espiritualidad, discreta y concreta al mismo tiempo.
3- Permanece fiel al ideal de un apóstol: “dar la vida por los hermanos”. De hecho “nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos” (Jn 15,13). Gasta sin parar todas tus energías y está siempre dispuesto a darte a ti mismo para conquistar a tu prójimo para Dios.
4- Grita un eslogan: “Todos uno” es decir, unidad entre los católicos, unidad entre los cristianos y unidad entre las naciones. “Como el Padre y el Hijo son uno” (cf. Jn 17,22-23).
5- Cree en una sola fuerza: La Eucaristía. El cuerpo y la sangre del Señor que te dará la vida: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn. 10,10). Como el maná alimentó a los israelitas en su viaje a la tierra prometida, así la Eucaristía te alimentará en tu camino de la esperanza (cf. Jn 6,50).
6- Viste un solo uniforme y habla un solo lenguaje: la caridad. La caridad es la señal de que eres discípulo del Señor. (cf. Jn 13,35). Es el distintivo menos costoso, pero el más difícil de encontrar. La caridad es la “lengua” principal. San Pablo decía que es más preciosa que “hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles” (cf. 1 Co. 13,1) Será la única lengua que sobrevivirá en ele Cielo.
7- Mantente en un solo principio-guía: la oración. Nadie es más fuerte que la persona que reza, porque el Señor ha prometido conceder todo a los que rezan. Cuando están unidos en la oración, el Señor está entre ustedes (cf. Mt 18,20). Te aconsejo con todo el corazón: además del tiempo “oficial” de oración, retírate cada día una hora o mejor dos, si puedes, para la oración personal
¡Te aseguro que no será tiempo mal empleado! En mi experiencia de todos estos años he visto confirmadas las palabras de Santa Teresa de Jesús: “El que no ora no necesita que el demonio lo saque del camino: él solo se arrojará al infierno”.
8- Observa una sola regla: el Evangelio. Esta “constitución” es superior a todas las demás. Es la regla que Jesús dejó a los apóstoles (cf. Mt.4, 23). No es difícil, complicada o legalista comos las demás: al contrario, es dinámica, amable y estimulante para tu alma. ¡Un santo alejado del Evangelio es una santo falso!
9- Sigue lealmente a un solo jefe: Jesucristo y sus representantes: El Santo Padre y los Obispos, sucesores de los Apóstoles (cf. Jn 20,22-23). Vive y muere por la Iglesia, como lo hizo Jesús. No pienses que morir por la Iglesia es lo único que pide sacrificio: también vivir por la Iglesia exige mucho.
10- Cultiva un amor especial por María. San Juan Bautista María Vianney decía en confianza: “Después de Jesús, mi primer amor es para María”. Si la escuchas, no perderás el camino; no fallarás en nada de lo que emprendas en su nombre. Hónrala y ganarás la vida eterna.
11- Tu única sabiduría será la ciencia de la cruz (cf. 1 Co 2,2). Mira a la cruz y encontrarás la solución a toso los problemas que te preocupan. Si la cruz es el criterio en el que basas tus decisiones, tu alma estará en paz.
12- Conserva un solo ideal: estar vuelto hacia Dios Padre, un Padre que es todo amor. toda la vida del Señor, todo su pensamiento y su acción tenían un solo fin: “Ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado” (Jn. 14,31), y “Yo hago siempre lo que le agrada al Él” (Jn. 8,29).
13- Hay un solo mal que temer: el pecado. Cuando la corte del emperador de Oriente se reunió para discutir el castigo que debía darse a san Juan Crisóstomo por la franca denuncia dirigida a la emperatriz, se sugirieron las siguientes posibilidades:
a) encarcelarlo; pero –decían- tendría la oportunidad de orar y de sufrir por el Señor, como siempre ha deseado.
b) Exiliarlo, pero, para el no hay lugar donde no habite el Señor.
c) Condenarlo a muerte; pero así será mártir y satisfará su aspiración de ir al Señor.
d) Hay una solo cosa que él teme mucho y que odia con todo su ser: el pecado; pero sería imposible forzarlo a cometer un pecado.
Si temes solo al pecado, tu fuerza será inigualable.
14- Cultiva un solo deseo: “Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en al tierra como en el Cielo” (Mt. 6,10). Que en la tierra puedan los pueblos conocer a Dios como es conocido en el Cielo, que en esta tierra todos empiecen amar a los demás como se ama en el cielo; que también en la tierra halla la felicidad que hay en el cielo. Esfuérzate por difundir este deseo. Comienza a llevar la felicidad del cielo a cada uno en este mundo.
15- Una sola cosa te falta: “Anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo, luego ven y sígueme” (Mc. 10,21), es decir, debes decidirte de una vez por todas. El Señor quiere voluntarios, libres de todo apego.
16- Usa para tu apostolado el único método eficaz: el contacto personal. Con este método entras en al vida de los demás, los comprendes y los amas. Las relaciones personales son más eficaces que las predicaciones y que los libros. El contacto entre las personas y el intercambio “de corazón a corazón” son el secreto de la permanencia de tu obra y de su éxito.
17- Sólo hay una cosa verdaderamente importante: “María ha elegido la mejor parte” (Lc. 10,42) cuando se sentó a los pies del Señor. Si no tienes una vida interior, si Jesús no es verdaderamente el alma de tu actividad, entonces… bueno tu ya lo sabes, no falta que te lo repita.
18- Tu único alimento: “La voluntad del Padre” (cf. Jn. 4,34); con ella debes vivir y crecer, tus acciones deben brotar de la voluntad de Dios. Es como un alimento que te hace vivir más fuerte y más feliz; si vives lejos de la voluntad de Dios, morirás.
19- Para ti el momento presente es el más hermoso (cf. Mt 6,34; Stgo 4,13-15). Vívelo plenamente en el amor de Dios. Tu vida será maravillosamente bella y como gran cristal formado por millones de esos momentos ¿ves cómo es fácil?
20- Tienes una “carta magna”: las bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-12) que Jesús pronunció en el sermón de la montaña. Vívelas en plenitud: experimentarás una gran felicidad que podrás luego comunicar a todos lo que encuentres.
21- Ten un solo objetivo importante. Tu deber. No importa si es pequeño o grande, porque tú colaboras con la obra del Padre celestial. Él ha establecido que éste sea el trabajo que debes cumplir para realizar su plan en la historia 8cf. Lc2,49; Jn 17,4). Muchas personas se inventan modos complicados de practicar la virtud y luego se lamentan de las dificultades que de ellos se derivan. Pero cumplir el deber del propio estado es la forma más segura y más simple de perfección espiritual que podemos seguir.
22- Ten un solo modo de hacerte santo: la gracia de Dios y tu voluntad (cf. 1Co 15,10). Dios no dejará que te falte su gracia. Pero ¿es suficientemente fuerte tu voluntad?
23- Una sola recompensa: Dios mismo. Cuando Dios le dijo a Santo Tomás de Aquino: “has escrito bien acerca de mí, Tomás: ¿qué recompensa quieres?” Santo Tomás respondió “¡Sólo a Ti, Señor!”.
24- …Tienes una patria.
La campana suena, grave, profunda/ Tu patria ora/ La campana sigue sonando, lacerante, llena de conmoción/ Tu patria llora/ La campana se oye de nuevo, vibrante, patética Tu patria triunfa/ La campana vuelve a tocar, cristalina/ Tu patria espera.
Tú tienes una patria, un país muy querido que a través de los siglos es tu orgullo, tu gozo. Ama sus montañas y sus ríos, sus paisajes de brocado y de raso. Ama su historia, su pueblo laborioso, sus heroicos defensores…
UN ABRAZO FRATERNO: Fray Esteban Mora Garita, capuchino