¡PAZ Y BIEN! HERMANOS Y HERMANAS
Imagínate un domingo por la mañana, en el inicio de una carrera de atletismo, toda la gente está a la orilla de la calle, gritando, aplaudiendo, con gorras y protector solar, otros comiendo hot dogs y refrescos gaseosos, una mañana hermosa, y tú en mitad de la calle junto con otras 499 personas, cada uno con un papel en su camiseta por delante y por detrás que lo identifica, todo está listo, a punto de iniciar la carrera de resistencia, tu corazón late, el sudor resbala por tu cara, escuchas tu propia respiración vuelves a ver a los lados y entre tantas caras ahí está la gente que te apoya… todo está listo para empezar, estás seguro de ti mismo, sientes que vas a lograrlo, sientes que llegarás, que aguantarás, que soportarás, que esta concentración de ahora se transformará en una alegría al llegar a la meta…
Y acá está el asunto de este artículo, los atletas no se van así no más a competir, antes tienen que prepararse y dedicar horas de horas, durante meses o años a un fuerte entrenamiento, sacrificios, dietas, cuidados, y por ello San Pablo hace una comparación increíble en la Biblia: "Los atletas se privan de todo; ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita" (1 Co 9, 25), de esta manera, nosotros debemos de entender que la lógica de la vida cristiana implica también sacrificios, horas de “entrenamiento” que le podemos llamar formación, oración personal, participar de los sacramentos, leer la Biblia, hacer obras de caridad, todo ello implica renunciar a veces al tiempo personal y al acomodo de la casa, así hacen los atletas, renuncian a ciertas horas que pudieran invertir de otras maneras ellos por una corona que se marchita, nosotros por una que no se marchita…
Pero quiero invitarlos a que vayamos más profundo, a que demos un paso más en esta reflexión: “No es que lo dé ya por conseguido o que crea que ya soy perfecto; más bien continúo mi carrera por ver si puedo alcanzarlo, como Cristo Jesús me alcanzó a mi… por eso… olvidando lo que dejé atrás, me lanzo hacia lo que está por adelante corriendo hacia la meta, al premio que Dios me llama” (Fil 3,12-14). Y es que en atletismo existen varios tipos de carreras, están las carreras de velocidad, las carreras de obstáculos, la carrera de relevos, y, LA CARRERA DE RESISTENCIA esta es nuestra carrera de la fe.
En la carrera de resistencia no se trata de la velocidad, o de brincar los obstáculos o de saber pasar al otro el relevo, la carrera de resistencia es una prueba en la que los competidores ponen a prueba su resistencia recorriendo largas distancias de kilómetros. La condición en la marcha es mantener un pie en tierra, la pierna de apoyo siempre debe estar recta sin flexionar. En esta carrera se pierde mucho líquido por lo que a lo largo de la misma los competidores son abastecidos de agua o bebidas hidratantes.
- Resistencia: no se trata de quien llegue primero a la meta, de quien lleva primero a la reunión del grupo, de quien lleva primero a misa, de quien llega primero al cielo, se trata de perseverar hasta el final, de resistir. “Quien persevera alcanza”, así es en la fe, muchos van corriendo por los caminos de Dios y nos dejan atrás, otros van apreciando todo el paisaje que Dios les va poniendo de camino, otros parecen que van caminando, incluso algunos van como gateando, pero gana el que resiste, no es la manera cómo corres, sino tu perseverancia, tu resistencia, sea de día, de noche, llueva, haga sol, te critiquen o te aplaudan, halla problemas o no, te sientas solo o en grupo, ¡la cosa es resistir!
- Mantener un pie en la tierra: uno de los peligros de la vida en Cristo, es espiritualizar todo, y pensar que todo lo carnal y mundano es malo, ten cuidado, hay que mantener los pies en la tierra, es esta realidad donde Cristo Jesús se ha encarnado, es en esta historia, en este mundo, para hacer de nuestra vida ordinaria lago extraordinario, para que nosotros siguiéramos su ejemplo ocupándonos de los necesitados, de los pobres, de los alejados de Dios, de los que nos necesitan. Cuidado con caer en las “cosas de Dios” pensando que es un escape de la realidad, al contrario, estar en las cosas de Dios es saber enfrentar la realidad con una nueva actitud: la actitud de Jesús en uno.
- En la carrera se pierde mucho líquido: las fuerzas se gastan en el servicio en la Iglesia, en el grupo, en la pastoral, en el ministerio, las fuerzas se agotan, por eso es necesario estar acudiendo constantemente a la FUENTE DE AGUA VIVA: JESÚS pero en plan serio, puede ser que tengas las mejores ideas para trabajar, puede ser que cantes bien, que prediques de maravilla, que sepas organizar y dirigir actividades, pero si te falta Jesús (en plan serio) en tu vida, entonces todo lo demás es “bull shit” (“Considero que todo los demás es estiércol, frente al sublime conocimiento de Cristo Jesús, todo lo tengo por basura para ganar a Cristo” Fil. 3,8).
Así pues hermanos y hermanas: a correr se ha dicho!!!
un abrazo fraterno:
Fray Esteban Mora Garita, OFM Cap.