Aún hay mas: si lo miras tirando semillas entre la maleza, o a la orilla del camino donde las avecillas pueden comerse las apetecidas semillas... ¿acaso vos lo contratarías?, ¡jamás!, pues esa es la reacción que Jesus quería provocar en sus oyentes aquel día que subido en una barca (cual silla catedrática) estaba enseñando con parábolas las cosas del Reino de Dios, tal como afirma el evangelio de este domingo.
Ya entrados en cuestión: Jesús les contó una parábola pero con toda la intención de llamar la atención sobre la manera ilógica en que este sembrador estaba trabajando... nadie jamás haría tal siembra tan extraña, en la lógica humana eso no es así. Y es que Jesús no estaba dando un "curso" de cómo sembrar semillas correctamente para tener buena cosecha, tampoco estaba dando clases de agronomía sencilla para elevar la productividad en relación a los metros cuadrados del terreno, Jesús no estaba enseñando lógica humana. Estaba enseñando la lógica de Dios, si, tal como lo leíste, estaba enseñando la logica divina.
Ciertamente nosotros no vamos a "desperdiciar" semillas sembrando donde no vale la pena, donde el terreno no se lo merece... pero, tal parece, que Dios si que tira semillas por todos lados, su Palabra es para todos (incluso los que pensamos que no se lo merecen), su amor, su misericordia es para todos, PARA TODOS, sin excepción alguna.
Entonces tenemos que el sembrador es una especie de "misionero de la esperanza" que da su Palabra a todos los "terrenos", no tanto confiando en la capacidad propia del terreno, sino que conoce muy bien la CALIDAD de la semilla que está depositando, sabe lo que tiene (el poder de su Palabra), aunque caiga en terrenos que aparentemente no la aprovechen, que aparentemente no les sirve para nada... pero NO TE CREAS... "tanto cae la gota de agua en la piedra que termina por hacerle un hueco".
En fin: la parábola habla de la pedagogía de Dios: Dios habla, Dios ama a todos por igual... aunque no todos le respondamos como buen terreno, y algunos tenemos maleza o piedras en el corazón... ahí entra la resposabilidad de cada uno de nosotros frente a Dios: debo arrancar lo que está mal (piedras o maleza) en mi vida para que SU PALABRA sea sembrada en buena tierra... y entonces yo pueda producir frutos.
Porque, precisamente, esta parábola no refiere a la eficiencia cristiana sino a la fecundidad cristiana, una vida realmente fecunda, que pueda darse a los demás.
"el que tenga oídos que oiga" (dijo Jesús).
"Así dice el Señor: Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo." Isaías (55,10-11).
PDT:
1. Las parábolas era una técnica a la que Nuestro Señor Jesucristo recurría para dar enseñanza, pues en ellas, el pensamiento o la idea se echa a andar y la gente al ir imaginando la situación va sacando sus propias reflexiones y/o conclusiones. Esa es la belleza de una parábola es un pensamientos que hace pensar a su oyente, que lo hace sacar sus conclusiones.
2. Esta es la única parábola en los 4 evangelios en donde Jesús mismo da su explicación o su interpretación.
3. Eso no quita ni una pizca a la "fuerza interna" que tiene una parábola para generar pensamiento en el oyente y que a pesar de las explicaciones de Jesús, el oyente pueda enriquecer con sus propias reflexiones.
3. Eso no quita ni una pizca a la "fuerza interna" que tiene una parábola para generar pensamiento en el oyente y que a pesar de las explicaciones de Jesús, el oyente pueda enriquecer con sus propias reflexiones.
4. Una vez el Papa Francisco hablaba de la Iglesia que "primerea" y de una Iglesia "en salida"; pues eso lo aprendió (estoy seguro de ello) de ésta parábola: donde Jesús, el sembrador extraño, parece primerear con su palabra, y estar en salida al encuentro de cada uno de nosotros, estemos como estemos (a la orilla del camino, en medio de la maleza, en terreno pedregoso, o muy "peinaditos", digo, tierra buena).