¡PAZ Y BIEN! HOLA HERMANOS Y HERMANAS.
Les cuento que estoy leyendo un excelente libro que me está transformando la manera de ver y percibir la vida en toda su amplitud y plenitud, en uno de sus capítulos he encontrado con cierta sutileza, algo como
una la segunda parte del tema que subí hace tiempo que se llamaba “La carrera de la fe”… así doy a conocer por qué el nombre de este tema...
CAMINAR ES LLEGAR…
“He aquí un oscuro dicho de un santo hindú, Swami Ramdas: El camino es la meta, caminar es llegar”… y cualquiera puede pegar el brinco al cielo y decir que esto es totalmente absurdo e insólito porque nunca el camino es igual a la meta, son distintos
, son momentos diferentes de una carrera, no es lo mismo el entusiamo y la incertidumbre del antes y del durante de la carrera (quien ganará, quien llegará, cómo será el desafío) a la alegría y la fiesta de los primeros tres lugares en el momento final de la carrera y el sentimiento de derrota de los demás participantes…
Entonces por qué Ramdas se empeña en afirmar que “el camino es la meta, caminar es llegar”… y mientras estaba leyendo esto y preguntándome la razón de fondo de semejante expresión casi solemne con olor al mejor incienso y con la procesión más ritual que pueda existir en los libros litúrgicos... se me vino la segunda parte del tema…
Nuestro problema (me incluyo porque muchas veces l
o transmití así) es ver nuestra meta en el cielo, lo cual está bien, pero a punta de suspirar por aquello, nos podemos perder esto!!! Es decir, le rogamos al Señor y a su Madre Santísima que nos “saque de este valle de lágrimas” y espérame un tantito pero esto no es solo un valle de lágrimas, esto es la vida, con toda su dureza y suavidad, con todos sus veranos e inviernos, esto es nuestra vida, y solo tenemos esta para vivirla, por lo tanto este es el camino que estamos recorriendo, y caminar es llegar. Por lo tanto es mejor degustar el cielo desde acá, vivirlo en el presente, toda la fuerza que tenemos centrada en la meta, la podemos ir haciendo viva y latente desde acá, en la tierra, durante el camino… porque cada paso que damos lleva una marca nues
tra, cada día, cada paso, cada gota, cada acción, cada idea ¡valen la pena!
Es como salir de paseo desde la capital del país hasta la zona pacífica, y perdernos todo el paisaje de camino por la locura de solo querer ver el mar y la playa… no está mal pero podemos aprovechar mejor aún nuestro viaje si de camino empeñamos nuestros esfuerzos por maravillarnos del escenario natural que se nos presenta, de los pueblos, las casas, las iglesias, las montañas, los tonos del día, la música de los barrios, las culturas, el comercio, el arte de conocer y explorar el camino… definitivamente disfrutaremos mucho más del destino final por haber llegado asombrados de todos lo que se vivió anteriormente.
El llamado es uno solo: debemos de salir de una vida mediocre, rutinaria, esclavista, mecánica, vacía, superficial, llena de metas y sueños casi imposibles… lo que debemos hacer es retomar las riendas de
nuestra vida (que nos han quitado con ideologías, modas, medios de comunicación, sistemas educativos, sistemas de vida social…), devolverle la vida a nuestra vida, detener el hecho de que otros nos lleven por donde quieren, y empezar a caminar nosotros, porque caminar es llegar, hacer nuestro camino, inspirados en otros que lo han hecho, pero al mismo tiempo ir haciendo nuestro camino. A tu estilo, a tu manera, con toda tu creatividad y originalidad, con tu propia vida.
Jesús dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida” mejor modelo, mejor camino no existe, y pongan atención que él no dijo “imítenme”, sino que dijo “síganme”.
con tu propia personalidad, con tu propia forma de ser, con todo lo que eres, con virtudes y defectos, con cualidades, con las experiencias que has vivido: CON TODA TU VIDA...
El Señor recibe cada una de nuestras historias, cuando se las presentamos en el altar sincero de nuestras vidas... caminar es llegar!!!
un abrazo fraterno:
Fray Esteban Mora Garita, capuchino.
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