PAZ Y BIEN, hermanos y hermanas!!!
En estos últimos tiempos estamos viendo un crecimiento acelerado en las ciudades Latinoamericanas, edificios, construcciones, centros comerciales y construyen muy rápido… arquitecturas que embellecen las ciudades…
Esto me llevó a pensar en una gran construcción que en aquellas épocas del Antiguo Testamento se elaboró… pero tuvo algo diferente de cualquier otra construcción, imagínate que el pueblo le construyó un templo a Dios, que luego fue el gran Templo de Jerusalén del que ho
y solo queda un muro, pero cuando terminaron de construirlo pidieron a Dios que diera una señal de que estaba contento con esa construcción… y sabes qué??? ESPLENDOROSAMENTE una nube luminosa bajó desde lo alto, posándose justamente en el lugar donde estaba la construcción… jeje piensa en la cara de lelos de todos los que estaban presentes… con las babas caídas y todo… casi diciendo: “Dios te pedimos una señal no una señalota”…
En fin, el pueblo hizo una oración muy sincera, salida desde el corazón, pidiendo “Que tus ojos estén abiertos y atentos tus oídos, Dios mío, a la súplica que se haga en este lugar” (2 Cro 6,40), entonces Dios respondió a esa oración diciendo: “y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo les oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra, mis ojos estarán abiertos y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar, pues ahora he escogido y santificado este templo para que en él permanezca mi Nombre por siempre. Allí estarán mis ojos y mi corazón todos los días” (2 Cro 7,14)…
O sea, primero una nube esplendorosa y ahora una respuesta de Dios a la petición que hizo el pueblo… el pueblo buscaba que Dios estuviera atento a toda oración que se hiciera en ese templo… y Dios dijo: no solo estaré atento, además perdonaré sus pecados, los sanaré, y estaré ahí todos los días…
Y nosotros los católicos??? Tenemos un lugar así??? Claro, no hemos visto un nube esplendorosa o escuchado todos a una sola vez la voz de Dios confirmando y respondiendo la oración… pero sí tenemos a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, en el Sagr
ario esperándonos… no es una nube esplendorosa, ES LA NUBE DE GLORIA en persona, no es una nube, ES EL QUE CREÓ LAS NUBES… y sé por experiencia que está ahí para perdonar nuestras culpas, sanarnos, bendecirnos, escuchar nuestra más sincera oración…
Finalmente, en el Antiguo Testamento sólo podían ser escuchados por Dios en ese lugar, pero a partir de Jesucristo no tenemos sólo un lugar… sino cada capilla, cada iglesia, cada catedral en donde está el sagrario con la presencia DEL DIOS VIVO Y VERDADERO, fue el mismo Jesús que dijo: “Créeme, mujer, que llega la hora en que ni este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre… pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,21-23).
Un abrazo Fraterno: Fray Esteban Mora Garita, capuchino.
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