¡empuja!, que mi lógica no
es tu lógica
Una vez Dios decidió aparecerse a un
hombre mientras éste oraba, le dijo que si estaba dispuesto a seguirlo y a
hacer lo que se le mandara, el hombre contestó que si –a la par de su casa
había una piedra enorme, semienterrada, pero tan enorme que superaba la altura
de una persona común-, Dios le pidió al hombre que todos los días al regresar
del trabajo empujara esa piedra.
Y así fue, todos los días, al regresar
del trabajo, este hombre se quitaba la camisa, se ponía unos pantalones cortos
y cómodos y a empujar la piedra, pasaron los veranos, los inviernos, los años. Una
tarde mientras se estaba alistando para empujar vino el enemigo –ese que le
gusta distorsionar las cosas, hacernos enredos- y cuando el hombre se dispuso a
empujar la piedra le empezó a meter cizaña: “pareces un bobo empujando todos
los días la piedra sin poderla mover”, “acaso no te has dado cuenta de que has
perdido mucho tiempo con esta estupidez, tiempo para tu familia, tiempo para
descansar”, “parece que Dios se ha burlado de ti al ponerte esta vaga misión”…
Y este buen hombre de Dios sucumbió ante
tal tentación, lentamente fue bajando los brazos, los retiró de la piedra y se
cuestionó si aquellas expresiones eran verdad, tanto tiempo invertido empujando
y ¿para qué? La piedra no se había movido ni un milímetro. De repente se puso
de rodillas, invocó a Dios con una oración angustiada en la cual le expresaba
que se sentía como un tonto, que era una causa perdida, que no había logrado
mover la roca, tantas tardes empujando para nada.
Y Dios que es compasivo, misericordioso
y atento a nuestras súplicas le respondió: ¡Ay hijo mío!, cuando yo te pedí que
me siguieras de inmediato me dijiste que si, cuando yo te pedí hacer lo que te
mandara me dijiste que si, pues bien, yo te he pedido que empujes la piedra
todos los días, en ningún momento te dije que la movieras, solamente te tocaba
empujar la piedra, esa es tu misión, alguien te ha querido engañar diciéndote
que debías moverla, pero mi objetivo y mi plan no estaba sobre la piedra sino
concentrado en ti. Mírate ahora tienes unos brazos con mas músculos, tus manos
ahora son fuertes y callosas, tus piernas ahora tienen los tendones
desarrollados, todos los huesos de tu cuerpo están sólidos e inquebrantables,
tu espalda está estirada, erguida, te estaba haciendo más fuerte a ti, mi plan
eras tu, mi plan eres tu.
Mover la piedra me toca a mi, mi lógica no es tu
lógica, mis plan era hacerte más fuerte desde adentro, esta aparente
adversidad, este aparente imposible te ha hecho más fuerte, esta vergüenza y
tiempos perdido estaba sacando lo mejor de ti, yo no quiero tu desgracia, todo
lo contrario siempre quiero sacar lo mejor de ti.
1) “Bien
conozco los designios que abrigo sobre ustedes. Son designios de paz, no de
desgracia, de darles un porvenir cuajado de esperanza” (Jeremías 29,11).
2) Hay muchas piedras en nuestra vida –o una
sola- pero no dejes de empujar, de esta DIOS está sacando lo mejor de ti, no
dejes de luchar, de tener coraje, de empujar.
3) No hagas caso de las voces burlescas ni
de las que quieren distorsionar la voz de Dios sobre ti. Dios te ha dicho algo
lucha por eso, por lo que él te ha dicho, ni tu parecer, ni el de nadie más…
acaso no lo rezamos a diario: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”
4) …