Domingo 9 de setiembre de 2012.Iglesia Inmaculada Concepción, Managua.
En las lecturas del día de hoy el Señor “se deja” descubrir
como SEÑOR CERCANO que actúa y que cuida siempre de nosotros. En Isaías se nos
presenta el punto más alto de los textos mesiánicos porque habla de la acción
directa de Dios que salvará a su pueblo y será TRANSFORMÁNDOLO TODO (hará
grandes obras como en el Éxodo)… si Dios ha hecho grandes cosas… podemos
confiar en que las seguirá haciendo.
El gesto de Jesús pone en evidencia el deseo que Dios tiene
de CURARNOS, es esa disposición de Dios para acercarse a nuestras dolencias y
curarnos, Él no se queda pensando “pobrecito cómo le está yendo” sino que nos
quiere CURAR.
A lo largo de nuestra vida experimentamos nuestra fragilidad
y nos lleva al desánimo, pero la Liturgia de hoy nos enseña que el Señor nos
acompaña y llena de esperanza, definitivamente si abrimos nuestros corazones a
su gracias venceremos los obstáculos.
La enfermedad y las malformaciones eran tenidas como castigo
de Dios, Jesús lo aparata de la sociedad –misma que lo señala – de aquellos que
lo critican, lo juzgan y JUSTAMENTE toca, cura, sana el área física que era
maldición.
Así que a nosotros nos toca dar un paso de fe muy grande, vencer los esquemas post-modernos que han querido enfriar la fe en el Dios que cura y sana, y con un corazón sencillo pidámosle que en esta SANTA EUCARISTÍA él mismo venga en nuestro auxilio, toque nuestros corazones, nos purifique, nos cure, nos sane, nos restaure.
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